Para ello y desde tiempos inmemoriales el hombre se a servido de un escondite ó aguardo en mi tierra normalmente les denominamos como chozo, o como llaman los ornitólogos o amantes de la observación de aves les llaman Hide, escondido, mimetizado con el entorno formando parte del paisaje perfectamente oculto a la atenta mirada de todo lo que lo rodea, donde el silvestrista dirige con la maestría de un director de orquesta los hilos de los cimbeles con movimientos precisos y certeros al paso de sus congéneres tratándolos de atraerlos al engaño, siendos estos ayudados, asistidos en todo momento por los reclamos que inundan el aire con sus cantos tratando de atraer a sus semejantes haciéndolos parar con sus hipnóticos cantos en las inmediaciones del arte de captura.
Por tanto el aguardo ó chozo es pieza indispensable desde donde se dirige y orquesta este noble arte de la captura donde observamos sin ser vistos y sin sentirse observados camuflados con el entorno.
Es una tradición descuidada con el paso del tiempo quizas por vernos vistos invadidos por multitud de artilugios ó inventos que nos permitan ver sin ser vistos como pueden ser las redes de camuflajes trajes camuflados o aguardos de tela de camuflaje, no por ello quiero desprestigiar estos sitemas, pero inundan mi memoria imagenes quisas con nostalgia y un toque de melancolía el recordar nuestros padres y abuelos que hacían con lo que disponían en sus tiempos verdaderas obras de arte para camuflarse pequeños aguardos ó chozos que nos hicieron disfrutar de grandes jornadas de capturas.
Recuerdo de pequeño mi padre solía llevar un juego de varas de mas o menos un metro imedio de alto de madera de granado estas varas estaban en uno de sus extremos curvados a conciencia, esta seria la parte superior que atándolas formaban el techo, en el extremo opuesto las varas estaban afiladas para clavar en la tierra las clavaba formando un cemi circulo las atava en la parte superior y con ramas y pastos de la zona se entretejen como un tapiz dando forma a aquella pero acogedora morada quizas solo para unas horas de disfrute pero construida con nuestras propias manos una pieza única que daba cobijo al silvestrista y su transportin de capturas .
Esas varas de granado tuvieron jornadas buenas y malas pero siempre fueron y formaron parte de un sin fin de de aparejos y artilugios que acompañaban al silvestrista en sus jornadas de salidas al campo y que pasaron de padres a hijos en un intento de no ser olvidadas como un arte que debe perdurar no solo en la memoria de algunos sino en la vida real y que siga formando parte de innumerables días de capturas espero os haya gustado acompaño estas palabras de algunas fotos sean de su agrado saludos.




Esta serie de fotos podemos ver un Aguardo hecho con hierba y pasto de la zona que con el tiempo se ha ido secando quedando visible



Aquí vemos Otro aguardó este es mio, realizado con unas cañas que clavamos en el suelo y dimos cierta curvatura, cubriendo estas con una red de camuflaje montaje bastante sencillo y de rápido montaje en el interior tenemos los avios de capturas y un asiento para estar mas cómodo







Este es un modelo que cree a partir de una tienda o sombrilla de playa es un semicirculo al que le acople una tela verde para camuflar su color azul, y finalmente cubierto con una red de camuflaje quedando totalmente camuflado de fácil montaje con varillas flexibles, y muy rápido de montar ha sido probado en varias ocasiones con buenos resultados pasando desapercibidos por los pajaros




Y por ultimo el ansiado aguardo tradicional hecho con materiales naturales, esta hecho a partir de varas de hinojo la estructura general y ala que se le ha ido trenzando ramas de plantas de las zona para entonar con el medio y así hacer pasar por alto a los pajaros q pasan por la zona dándoles confianza permitiendo que se posen serca sin ser visto