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La ballena es un rorcual común de entre cuatro y cinco años de edad. /FOTO:JAVIER ROSENDO. Ya no hay duda. El cetáceo que parece haberse afincado frente a la playa del 'Pájaro Amarillo', Oyambre, «es un rorcual común -una ballena- joven y aparentemente sana». Lo ha confirmado Gerardo García-Castrillo, director del Museo Oceanográfico de Santander, que ha realizado el avistamiento del animal. Dice que, posiblemente, se haya afincado en esta zona porque haya encontrado una manera de alimentarse y es probable que se esté cebando con parrocha y calamar.
Este experto ha explicado que se trata de una ballena, «aparentemente», de unos cuatro o cinco años de edad, «muy similar a la que en enero de 1998 estuvo durante cuatro días describiendo círculos en aguas de esta playa». Pertenece a la misma familia que la impresionante ballena de Oriñón, que varó en la playa castreña en noviembre de 1997.
Lo que sí precisa García-Castrillo es que, hasta el momento, «no tenemos conocimiento de que una ballena se haya acercado tanto a la orilla como lo ha hecho ésta». Sobre los motivos que la hayan podido traer hasta la costa explica varias teorías. «Puede que se haya desorientado, porque se encuentre cómoda en esta zona, porque posiblemente haya encontrado comida, quizás algún banco de parrocha o calamar, porque esté herida o enferma», cosa que parece de momento descartarse, «o simplemente que no se siente importunada».
Un vivero de alimentos
La teoría de que haya encontrado en esta parte de la costa un vivero de alimento, también la comparte Jesús Garzón, investigador e impulsor de los parques naturales de Oyambre y Monfragüe (Cáceres), que considera que, «lo más probable, es que la ballena se esté aprovechando de los microorganismos que bajan con las mareas vivas». Ambos se muestran convencidos de que «en cualquier momento abandonará zona», eso «si no está enferma, en cuyo caso el desenlace lo veríamos desgraciadamente en la playa», precisa García-Castrillo.
El director del Museo Oceanográfico explica que no se trata de un animal peligroso, «pero es como todos, si le molestas puede reaccionar». Si alguna barca se acercase en exceso -algo que está prohibido-, podría provocar una reacción en el animal «y, dado su volumen, volcar». Una embarcación de la Guardia Civil se ha acercado a la situación donde parece haberse fijado el animal. El naturalista Jesús Garzón dice que el hecho de que este animal esté merodeando por la costa «es muy positivo y hay que destacar que la gente la respeta» y considera, hasta cierto punto «normal» que las ballenas se acerquen a la costa.
Cantabria, zona ballenera
Los dos especialistas hacen referencia al hecho de que «no es inusual que se avisten ballenas en nuestra costa». Hasta finales del siglo XVIII y principios del XIX toda la costa cantábrica era zona de pesca de la 'ballena franca', que hasta entonces era objetivo de los pescadores de Cantabria. «Hasta los años 50 se estuvo pescando en Galicia», precisa García-Castrillo.
La carne de ballena se vendía para el consumo humano y el aceite del cetáceo gigante, para alimentar lámparas y candiles de la época. Según las referencias históricas, la cercana localidad de Comillas fue el último puerto ballenero de Cantabria. Cuando desaparecieron los cetáceos, en el siglo XIX, la reducida flota se readaptó en la captura de la sardina.
Comillas fue considerada la capital de las villas marineras en la pesca de la ballena desde el siglo XVI al siglo XVIII.
El historiador González de Echegaray ha investigado la actividad de las embarcaciones cántabras en la pesca de la ballena y del bacalao entre los siglos bajomedievales y el siglo XIX y es símbolo en algunos escudos de Cantabria, entre ellos, en el de Castro Urdiales, en el que aparece un barco y una ballena
