la muda del jilguero
Publicado: Lun Oct 05, 2015 6:52 am
Los jilgueros jóvenes, es decir, aquellos que han sido «destetados» y ya han adquirido la masa corporal definitiva, deben enfrentarse a la muda del jilguero en alojamientos cuya longitud permita que vuelen y se fortalezcan; una jaula de 120 cm tendrá un tamaño excelente.
La costumbre de alojarlos en jaulas de exposición para que se acostumbren a ellas antes de la muda es un hábito pésimo, pues no tiene en cuenta que la fortaleza permite que el ejemplar adquiera su máximo esplendor; también desde el punto de vista del color, ya que en el transcurso del crecimiento las plumas reciben una mejor irrigación sanguínea.
La muda del jilguero empieza cuando los jóvenes tienen unos cincuenta días de vida, y durante el primer año sólo afecta a las coberteras, y no a las remeras ni las timoneras, que son reemplazadas a partir del segundo año.
muda del jilguero
El período de la muda del jilguero se prolonga durante casi tres meses en los ejemplares jóvenes y dos en los adultos, que la llevan a cabo al final del período reproductivo. Primero la inicia el macho que, no obstante, sigue embuchando a los polluelos de la última nidada hasta su destete. Para evitar una muda larga y estresante, unida a nuestras estrambóticas estaciones, que impiden que los jilgueros completen su muda antes de noviembre, comprometiendo así la mitad de la temporada de las exposiciones, es de utilidad desencadenar la muda de manera artificial mediante una reducción drástica de las horas de luz, oscureciendo parcialmente el local donde se aloja a los animales. Una variación brusca del fotoperíodo y la intensidad lumínica instiga el ciclo hormonal que regula el cambio del plumaje, y favorece el crecimiento de las plumas nuevas con la eliminación de las viejas.
En esta fase, los ejemplares aprecian la tranquilidad y, para evitar que los unos arranquen las plumas de los otros para así chupar la médula dulzona, resulta oportuno colocar sobre el perímetro alto de la jaula perchas cortas destinadas a que sólo se pueda posar en ellas un ejemplar. En la parte inferior habrá dos a una distancia de un metro entre ellas para que los ejemplares puedan ejercitarse en el vuelo y robustecer la musculatura pectoral.
En este período irá bien colocar en el centro de la jaula una rama con material para picotear, como espigas de panizo sin semillas, ramilletes de sorgo, rodajas de pan tostado, huesos de sepia... De esta forma, los pájaros se entretienen y se evita la aparición de la pica o arrancado de las plumas. Sobre esta rama se pueden colocar las inflorescencias de las distintas plantas que, aparte de por sus semillas secas, servirán para distraer a los ejemplares que, una vez hayan comido, volverán a colocarse en su percha favorita. Durante la muda, la alimentación debe estar formada sobre todo por semillas blancas, y en particular alpiste -para disminuir el riesgo de que se den problemas intestinales-, añadiendo semillas inmaduras o negrillo germinado, para favorecer los lipocromos del plumaje. Una vez que la muda casi ha finalizado, las posibles plumas partidas o raídas han de ser arrancadas, de forma que las nuevas puedan crecer sanas.
Como las timoneras del adulto son cerca de un centímetro más largas que las de un ejemplar joven, por una cuestión de simetría, si debemos arrancar una de un lado, arrancaremos también la correspondiente el otro. Cuando se lleven a cabo esas operaciones es necesario tener en cuenta que el tiempo de crecimiento de una pluma depende de su longitud y va desde las cuatro semanas, en el caso de las coberteras, hasta las ocho, en el de las timoneras y las rémiges. Una cosa que debemos evitar tajantemente es la de arrancar las plumas en crecimiento, pues se provocan hemorragias y posibles daños en el folículo, lo que significa que la pluma podría no crecer más. Para limitar los daños, una vez arrancada una pluma basta con presionar un poco el agujero con unas pinzas, de forma que los márgenes se unan pronto y todo vuelva a la normalidad lo antes posible. En el caso de los jilgueros muy viejos o enfermos, la muda del jilguero es lenta y dificultosa, por lo que puede suceder que las plumas nuevas crezcan de manera incorrecta, y un jilguero que supera la muda con dificultades suele morir a causa de los rigores invernales o al inicio de la siguiente estación reproductiva.
muda del jilguero
Durante la muda, el ambiente idóneo es uno fresco y con poca luz, aunque es mucho más importante que no haya oscilaciones de iluminación y temperatura, que contribuirían a ralentizar el cambio de las plumas, en especial en los adultos que acaban de finalizar la fase reproductiva.
El máximo esplendor se suele observar tras la segunda muda del plumaje y, por tanto, quien quiera exhibir a sus ejemplares en las exposiciones debe recordar este detalle, que es de enorme importancia, a parte de que el animal adulto es más tranquilo y tiene una mejor presentación desde el punto de vista del porte.
Un fenómeno muy conocido es el de la falsa muda, que afecta a los individuos cuando están sometidos a oscilaciones de temperatura e iluminación que se prolongan durante algunos días. Este fenómeno también puede desencadenarse por la participación en las exposiciones, en las que la temperatura es elevada, para evitar que los pájaros exóticos mueran, y se prolongan las horas de luz para llevar a cabo las operaciones necesarias para la organización de las mismas.
Será genial exponer a los ejemplares en las primeras muestras -las que se celebran en octubre, cuando todavía no se enciende la calefacción-, o bien renunciar a emparejar a los ejemplares expuestos en el campeonato nacional o mundial. Si se tiene en cuenta que cualquier ejemplar manifiesta la máxima coloración al inicio del período reproductivo, un mes antes de la primera exposición los más expertos introducen a todos los ejemplares que van a ser presentados en una habitación iluminada durante cerca de dieciséis horas diarias.
Los jilgueros entran en celo y el plumaje adquiere el máximo esplendor, «se lustra». En mi opinión, este método puede usarse sólo para los híbridos, ya que su único fin es el de ser expuestos. En el caso de los jilgueros, este método es nocivo ya que, además del peligro de una falsa muda, existe también el problema, no desdeñable, de que un individuo que ha pasado por este tratamiento, al volver a colocarlo en un lugar frío, puede morir.
Otra sugerencia en lo referente a la muda, aparte del agua para el baño, que debe renovarse por lo menos dos veces al día, también va bien proporcionar un cuenco con arena para el «aseo».
Lo más importante sigue siendo proporcionar a los animales perchas individuales y todos los juguetes que se pueda para evitar que arranquen las plumas de sus compañeros.
muda del jilguero
Las hierbas campestress representan un juguete fantástico, y sus semilas contribuirán de forma importante a que tengan una librea brillante que expese los lipocromos al máximo.
Fuente: Editorial Hispano Europea.
Saludos
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La costumbre de alojarlos en jaulas de exposición para que se acostumbren a ellas antes de la muda es un hábito pésimo, pues no tiene en cuenta que la fortaleza permite que el ejemplar adquiera su máximo esplendor; también desde el punto de vista del color, ya que en el transcurso del crecimiento las plumas reciben una mejor irrigación sanguínea.
La muda del jilguero empieza cuando los jóvenes tienen unos cincuenta días de vida, y durante el primer año sólo afecta a las coberteras, y no a las remeras ni las timoneras, que son reemplazadas a partir del segundo año.
muda del jilguero
El período de la muda del jilguero se prolonga durante casi tres meses en los ejemplares jóvenes y dos en los adultos, que la llevan a cabo al final del período reproductivo. Primero la inicia el macho que, no obstante, sigue embuchando a los polluelos de la última nidada hasta su destete. Para evitar una muda larga y estresante, unida a nuestras estrambóticas estaciones, que impiden que los jilgueros completen su muda antes de noviembre, comprometiendo así la mitad de la temporada de las exposiciones, es de utilidad desencadenar la muda de manera artificial mediante una reducción drástica de las horas de luz, oscureciendo parcialmente el local donde se aloja a los animales. Una variación brusca del fotoperíodo y la intensidad lumínica instiga el ciclo hormonal que regula el cambio del plumaje, y favorece el crecimiento de las plumas nuevas con la eliminación de las viejas.
En esta fase, los ejemplares aprecian la tranquilidad y, para evitar que los unos arranquen las plumas de los otros para así chupar la médula dulzona, resulta oportuno colocar sobre el perímetro alto de la jaula perchas cortas destinadas a que sólo se pueda posar en ellas un ejemplar. En la parte inferior habrá dos a una distancia de un metro entre ellas para que los ejemplares puedan ejercitarse en el vuelo y robustecer la musculatura pectoral.
En este período irá bien colocar en el centro de la jaula una rama con material para picotear, como espigas de panizo sin semillas, ramilletes de sorgo, rodajas de pan tostado, huesos de sepia... De esta forma, los pájaros se entretienen y se evita la aparición de la pica o arrancado de las plumas. Sobre esta rama se pueden colocar las inflorescencias de las distintas plantas que, aparte de por sus semillas secas, servirán para distraer a los ejemplares que, una vez hayan comido, volverán a colocarse en su percha favorita. Durante la muda, la alimentación debe estar formada sobre todo por semillas blancas, y en particular alpiste -para disminuir el riesgo de que se den problemas intestinales-, añadiendo semillas inmaduras o negrillo germinado, para favorecer los lipocromos del plumaje. Una vez que la muda casi ha finalizado, las posibles plumas partidas o raídas han de ser arrancadas, de forma que las nuevas puedan crecer sanas.
Como las timoneras del adulto son cerca de un centímetro más largas que las de un ejemplar joven, por una cuestión de simetría, si debemos arrancar una de un lado, arrancaremos también la correspondiente el otro. Cuando se lleven a cabo esas operaciones es necesario tener en cuenta que el tiempo de crecimiento de una pluma depende de su longitud y va desde las cuatro semanas, en el caso de las coberteras, hasta las ocho, en el de las timoneras y las rémiges. Una cosa que debemos evitar tajantemente es la de arrancar las plumas en crecimiento, pues se provocan hemorragias y posibles daños en el folículo, lo que significa que la pluma podría no crecer más. Para limitar los daños, una vez arrancada una pluma basta con presionar un poco el agujero con unas pinzas, de forma que los márgenes se unan pronto y todo vuelva a la normalidad lo antes posible. En el caso de los jilgueros muy viejos o enfermos, la muda del jilguero es lenta y dificultosa, por lo que puede suceder que las plumas nuevas crezcan de manera incorrecta, y un jilguero que supera la muda con dificultades suele morir a causa de los rigores invernales o al inicio de la siguiente estación reproductiva.
muda del jilguero
Durante la muda, el ambiente idóneo es uno fresco y con poca luz, aunque es mucho más importante que no haya oscilaciones de iluminación y temperatura, que contribuirían a ralentizar el cambio de las plumas, en especial en los adultos que acaban de finalizar la fase reproductiva.
El máximo esplendor se suele observar tras la segunda muda del plumaje y, por tanto, quien quiera exhibir a sus ejemplares en las exposiciones debe recordar este detalle, que es de enorme importancia, a parte de que el animal adulto es más tranquilo y tiene una mejor presentación desde el punto de vista del porte.
Un fenómeno muy conocido es el de la falsa muda, que afecta a los individuos cuando están sometidos a oscilaciones de temperatura e iluminación que se prolongan durante algunos días. Este fenómeno también puede desencadenarse por la participación en las exposiciones, en las que la temperatura es elevada, para evitar que los pájaros exóticos mueran, y se prolongan las horas de luz para llevar a cabo las operaciones necesarias para la organización de las mismas.
Será genial exponer a los ejemplares en las primeras muestras -las que se celebran en octubre, cuando todavía no se enciende la calefacción-, o bien renunciar a emparejar a los ejemplares expuestos en el campeonato nacional o mundial. Si se tiene en cuenta que cualquier ejemplar manifiesta la máxima coloración al inicio del período reproductivo, un mes antes de la primera exposición los más expertos introducen a todos los ejemplares que van a ser presentados en una habitación iluminada durante cerca de dieciséis horas diarias.
Los jilgueros entran en celo y el plumaje adquiere el máximo esplendor, «se lustra». En mi opinión, este método puede usarse sólo para los híbridos, ya que su único fin es el de ser expuestos. En el caso de los jilgueros, este método es nocivo ya que, además del peligro de una falsa muda, existe también el problema, no desdeñable, de que un individuo que ha pasado por este tratamiento, al volver a colocarlo en un lugar frío, puede morir.
Otra sugerencia en lo referente a la muda, aparte del agua para el baño, que debe renovarse por lo menos dos veces al día, también va bien proporcionar un cuenco con arena para el «aseo».
Lo más importante sigue siendo proporcionar a los animales perchas individuales y todos los juguetes que se pueda para evitar que arranquen las plumas de sus compañeros.
muda del jilguero
Las hierbas campestress representan un juguete fantástico, y sus semilas contribuirán de forma importante a que tengan una librea brillante que expese los lipocromos al máximo.
Fuente: Editorial Hispano Europea.
Saludos
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